Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

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miércoles, 12 de agosto de 2009

eL DueLo VIII


El duelo y los sentimientos de culpa

El sentimiento de culpa, fugaz o persistente, suele ser el primer sentimiento que se experimenta ante la muerte de un ser querido. Ya es demasiado tarde para hacer y decir lo que no hicimos ni dijimos en vida. Además del dolor y del vacío, nos asaltan dudas acerca de la amabilidad, hostilidad o negligencia que mostramos hacia el fallecido antes de morir, o si agotamos todos los medios para hacer su vida más fácil y feliz. Estos sentimientos son normales en el duelo, pero si la relación con el fallecido ha sido ambivalente cobran más intensidad y pueden obstaculizar el restablecimiento del doliente.

A veces el doliente se siente mal por seguir viviendo, habiendo muerto su ser querido.

Los sentimientos de culpa por “no haber hecho todo lo posible” son muy frecuentes, aunque le hayan cuidado hasta el agotamiento, por eso procuraremos que los familiares "hagan todo lo posible” por su familiar enfermo cuando todavía pueden hacerlo, es decir, mientras vive. Cuanto más útil se le haga sentir al familiar, menor será el sufrimiento posterior.

A veces se tiende a creer que la hospitalización en los últimos momentos, facilitará la labor del cuidado, pero a los familiares se les quita la oportunidad de demostrar su cariño y dedicación. Intentaremos hacerlo únicamente en los casos en que los familiares no quieren o no pueden cuidar al paciente en casa. Y si posteriormente se sienten culpables por haberlo hospitalizado, intentaremos desculpabilizarlos.

Es fundamental contactar con la familia tras el fallecimiento, durante el periodo de duelo, para aclarar dudas que puedan generar sentimientos de culpa.

En los casos en que ha habido “pacto de silencio”, los familiares sienten que no han podido comunicarse bien con él y que han quedado cosas que no se han dicho y asuntos sin resolver, lo que puede generar un gran sentimiento de culpa.

Muchas veces, familiares que han llegado al agotamiento tras el cuidado prolongado de su ser querido, han podido llegar a desear que falleciese. Son sentimientos legítimos y normales.

Es habitual el miedo que pueden tener a no estar presentes en el momento del fallecimiento, lo que también puede generar sentimientos de culpa, o el no haber dedicado más tiempo al familiar enfermo.

En ocasiones puede surgir un gran sentimiento de culpa cuando el doliente siente que comienza a vivir e ilusionarse otra vez, cuando las heridas comienzan a cicatrizar, cuando siente que comienza a olvidar al muerto.


“No te tortures sintiéndote culpable ante tus muertos.
¡Los muertos no cobran deudas!
Además, si hoy resucitaran, volverías a ser con ellos como fuiste.
¿O no sabías con certeza que un día iban a morir?
....
Aprende de tus muertos una lección para la vida:
es mejor amar a los tuyos mientras viven,
que quitarte culpas por no haberlos amado,
cuando ya se fueron."

R.Trossero

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